Como artista visual, discurro entre el arte con otrxs, acciones corporales, la voz y el paisaje.
He decidido articular mi trabajo a partir de prácticas poéticas ajenas; retomar y deconstruir los oficios y quehaceres de quienes me sugestionan, como así también producir en comunidad para ejercitar el suceder creativo colectivo, lejos de la autoría y la ocurrencia.
He deseado trabajar con amores, pero por sobre todo con mujeres; he asumido la inquietud de activar obras que nunca se terminarán, de abrir diálogos sinestésicos entre el sonido del paisaje y la imagen que lo configura, entre el tacto y el olor, entre la escucha y la puesta del cuerpo.
Todo ello deviene en instalaciones, acciones performáticas, dibujos situados, intervenciones en el paisaje, fotografía, video, sonidos y escritura.
Me interesa pensar el arte como algo más que un conjunto de obras, como un hacer vehemente y comprometido, con la plena convicción de su amplia capacidad discursiva, colectiva y política: un acto de propuesta sin ánimos de transformación.